El Colegio Costa Azul, fue fundado por un grupo de personas comprometidas con nuestra ciudad quienes, junto a su fundadora, la Lic. María Teresa Minervini, aportaron ideas, trabajo y una gran dedicación, en años en que iniciar un proyecto de este tipo, era más que una ardua tarea. El número de alumnos fue creciendo año tras año, contando hoy con aproximadamente seiscientos estudiantes distribuidos en los niveles inicial, primario y secundario y más de un centenar de profesionales en tareas de enseñanza , asesoramiento y gestión.
Desde su creación, ha estado en su espíritu el reconocimiento de la función como transmisora del patrimonio cultural, pero poniendo especial énfasis en la conformación de un clima institucional que brinde un espacio de contención. Como institución transmisora de cultura ha bregado por un trabajo que resguarda la calidad académica contemplando el desarrollo de las competencias lingüísticas, lógico-matemática, científicas (sociales y naturales); optando por una educación integral que incorpora otras áreas como la: el idioma, creativa-expresiva y deportiva.
Unos de los propósitos centrales de su tarea educativa se estructura en torno a una relación donde la confianza y el amor a los otros abre las posibilidades del crear y el pensar. Un ambiente saludable y placentero desde lo vincular genera una relación positiva donde el alumno se siente valorado y respetado en sus posibilidades, referido tanto a la construcción de conocimientos como a la internalización de las normas que regulan las acciones del colectivo grupal. La configuración de un hábitat social adecuado viabiliza los procesos educativos con mayor éxito en el sentido de logros alcanzados. Los espacios donde se habilita la palabra de todos, siendo el adulto un referente de autoridad legitimado, abren a intercambios que vehiculizan una comunicación dialógica orientada a fomentar la participación, la colaboración y la valoración del trabajo en equipo.
El bienestar de todos los actores, en un clima de confianza y distensión, han sido los primeros móviles de los fundadores de esta institución. Una relación desde la confianza brinda terreno fértil para la educación. Hoy, con el transcurrir de los años, se percibe que han sido muchos los logros en este sentido. La escuela es actualmente un espacio público integrador, y su función subjetivante es indiscutible. Las instituciones pueden ser pensadas como lugares de crianza donde los sujetos se constituyen subjetivamente incorporando lo normativo. Tanto la familia como la escuela facilitarán espacios de interacción donde la contención psíquica y social será el soporte para la construcción de las estructuras de pensamiento y la apropiación de los diferentes objetos de conocimiento. En este sentido la escuela tiene un carácter de intermediario entre la producción de sociedad y la producción de subjetividad. Han sido y siguen siendo rasgos distintivos, una educación humanista y democrática.